El fin de un mundo

En los últimos 40 años arqueólogos/as, antropólogos/as y otras personas de disciplinas afines nos han revelado la existencia de civilizaciones perdidas y, hasta hace muy poco, por lo tanto, completamente desconocidas.

Siempre me sorprendió el hecho, históricamente documentado, del declive y práctica desaparición de algunas grandes civilizaciones, aunque en estos casos habíamos podido acceder a restos arqueológicos que nos ilustraban sobre su existencia y algunos de sus logros. Incluso conservando textos que nos acercaban su cultura y sobre los que se desarrolló la nuestra. 

Más sorprendente me parecía la desaparición, prácticamente sin dejar rastro, de civilizaciones más próximas en el tiempo y que nuestros antepasados contribuyeron a destruir, tras haber «conquistado»… en este caso lo sorprendentes era que sí se hubiera podido conservar, al menos en documentos escritos, todo lo relativo a estas civilizaciones, incluída su tecnología, lo que apenas se hizo, y se ha convertido en un trabajo ahora de antropólogos/as reconstruir dichos elementos culturales, como ocurre, por ejemplo, con las civilizaciones centro y sudamericanas.

La sorpresa aumenta con el descubrimiento, por todo el mundo, de civilizaciones que nos eran absolutamente desconocidas, a raíz de un casual hallazgo arqueológico, o de la interpretación de algún texto o jeroglífico finalmente descifrado. que nos pone en la pista de algún no tan casual, pues, hallazgo.

El ocaso de todas estas civiliziones preludia, -no podía ser de otra manera-, el ocaso de la nuestra.

Pero todavía seguimos sin saber muy bien qué es lo que lleva a una civilización al ocaso, especialmente cuando el ocaso se produce, como suele ser bastanta habitual, en un lapso de tiempo relativamente breve, especialmente si lo comparamos con el período de supervivencia de tal o cual civilización.

¿Qué es lo que ocurre en el seno de una civilización, qué desequilibrios se producen, qué fuerzas actúan para que se provoque de un modo tan rotundo y contundente no ya sólo su declive, sino su destrucción y aún su total y completa dasaparición?